miércoles, 21 de octubre de 2015

Cortina de humo en Cataluña

¿Se acuerdan ustedes de la película "Cortina de humo"? A mí me pareció magistral. Dustin Hoffman interpreta a un productor de cine al que le encargan inventarse una historia para tapar un escándalo del presidente de los Estados Unidos. Al final, le sale una obra magistral, aunque no es bien pagado por ello. Ya se sabe que Roma no paga a traidores...

Los que nos dedicamos a la comunicación sabemos que no hay nada como crear una cortina de humo para desviar la atención. En EEUU hasta crean guerras si hace falta. Pero lo importante ante una crisis de comunicación es salir al paso y no quedarse parados. Ahora que se critica tanto a Pablo Iglesias, saca de nuevo lo de la renta básica de 600 euros... En fin, cosas veredes.

Pero la cortina de humo que más está durando es la de Cataluña. Los partidarios de la independencia llevan años con el lema de "España nos roba". ¿Qué supone esto? Que como nos roban, debemos irnos para que dejen de robarnos. Como nos roban, no podemos hacer bien nuestra labor política. Y no tenemos medios suficientes, no tenemos posibilidades, no salimos de la crisis con fuerza... Y así un largo etcétera de excusas.

Para mi humilde entender, todo esto no es más que una cortina de humo para tapar dos grandes agujeros: corrupción e ineptitud. La corrupción está cada vez más demostrada, con las detenciones que se han producido hoy mismo.

La ineptitud es palpable y el votante catalán ha ido otorgando cada vez menos confianza al binomio Junts pel Sí: los moderados se van a Ciudadanos y los radicales a la CUP. Las cifras son elocuentes. Y la tan manida balanza fiscal habla por sí sola. Los madrileños no se quejan, son los que más aportan y la gente anda contenta porque poco a poco se va saliendo de la crisis. Los catalanes, por el contrario, andan muy mosqueados y los más manipulados lo pagan con España, aunque la culpa se sabe muy bien de quién es.

Al final la verdad sale a la luz, tarde o temprano. Ya se va sabiendo que el que "Ens Roba" no es España, sino una panda de sinvergüenzas que se reparten comisiones desde hace muchos años. Que el dinero de Pujol no venía de ninguna herencia, sino de comisiones de, como mínimo, el 3% de todo lo que se movía del presupuesto público.

Las cortinas de humo tienen que ser orquestadas por profesionales. Con los aficionados, la caída será aún más dura. Y en Cataluña van a pasos de gigante hacia el abismo. Me apena por mis muchos amigos catalanes. Que Dios les ampare.

miércoles, 14 de octubre de 2015

El renovado papel del Senado

Sí, señoras y señores: el Senado puede volver a tener sentido. Ese que perdió hace siglos y que la Transición intentó remontar sin éxito.

Si hace unos días hablaba yo de la reforma de la Constitución, me centro ahora en exclusiva en la reforma de la Cámara Alta, ese 'cementerio de elefantes' en el que se ha convertido.

En ningún país del mundo se publican tantas páginas diarias de boletines oficiales como en España. Las Comunidades Autónomas son fuente inagotable de legislación, a veces hasta para las cosas más absurdas e insignificantes.

Pues vean qué fácil es la solución. Volvamos a un único Boletín Oficial del Estado. Toda la legislación que emane de las Autonomías debe pasar por el Senado, que se convertirá de manera efectiva en una cámara de representación territorial. Las leyes se aprueban por el Senado, o se adaptan por igual a todas las Comunidades Autónomas. Y con eso van al BOE y se publican para su entrada en vigor. Y si la adaptación necesaria es mayor, que pase por el Congreso antes.

Así, no habrá 17 licencias distintas de caza, como pasa en la actualidad. Ni habrá prohibiciones para las corridas de toros en algunas CCAA. Ni coberturas sanitarias distintas ni temarios educativos diferenciados. Todos los españoles somos iguales. Y todos tenemos una historia común que data de 1492. No nos pongamos ahora, después de 500 años, con reivindicaciones históricas que no conducen a ninguna parte.

Tenemos que volver a escribir una historia común, un futuro próspero. Y dejar un mejor país a las generaciones venideras. Si no, nos lo echarán en cara nuestros nietos.

Eso se consigue con una unidad de criterio, una unidad legislativa, una sola Ley, que permita avanzar y superar este guirigay autonómico en el que nos metimos en 1978 después de una fusión maravillosa que dio buenos resultados desde el reinado de Isabel y Fernando hasta el de Juan Carlos I.

jueves, 8 de octubre de 2015

¡Me acojo a la 5ª enmienda!

Cuántas veces hemos visto en películas norteamericanas la famosa frase de los juicios: "Me acojo a la 5ª enmienda". No me apetece buscar en Google de qué iba. Sé que obtendría 100 billones de resultados en 0,8 segundos. Pero no es eso a lo que iba.

A lo que voy, es a que los americanos han enmendado su Constitución en varias ocasiones, adaptándose a los nuevos tiempos. Los franceses, incluso, han derogado constituciones enteras y ya van por nosécuantas repúblicas. (Tampoco me apetece buscarlo en Google)

Ahora nos toca a nosotros, a los españoles. Llevo años anhelando una reforma profunda de la Constitución, que nos devuelva al Siglo XXI, que nos saque del anclaje del 78. Que nos libere de nuestros miedos y congojas y nos lleve a mirarnos a la cara unos a otros y después mirar juntos hacia el futuro.

Nunca había visto tan cerca la reforma constitucional como ahora. Porque casi todos los partidos la han mencionado. Y parece obvio que toca afrontarla. Estoy convencido de que si no se ha llevado a cabo en esta legislatura pasada ha sido -además de por el lento y cansino movimiento de Rajoy- por aquello de que "en tiempo de crisis no hacer mudanza".

Pero ya llega la hora de hacer una reforma profunda, de recuperar la aniquilada separación de poderes que Alfonso Guerra se encargó de secuestrar matando a Montesquieu. De reorganizar el Estado para eliminar duplicidades, de darle funciones al Senado, de centralizar algunas competencias que deben ser exclusivas del Estado para hacer iguales a todos los españoles. Y un largo etcétera.

Son, en fin, muchas cosas las que hay que cambiar. Y si mi olfato no me falla -el olfato de la inteligencia, que del otro no me fío- huelo que estamos cerca. Ojalá no me equivoque. Por el bien de España y de los españoles. Como si de una empresa se tratase, el Plan Estratégico del 78 está cumplido. Ahora vamos a por el de 2016, que será bueno, seguro. Excelente, créanme.

lunes, 5 de octubre de 2015

Beta sin vetos

Nace El Español, el nuevo diario de Pedro J. Ramírez. Y lo hace el día 7 de este mes en una versión beta que testaremos los accionistas y suscriptores.

Una versión beta, sí, que durará una semana, hasta el día 14, en el que se abrirá el diario al gran público. Durante una semana, el equipo de El Español se dedicará a recabar información de los navegantes y subsanar posibles puntos mejorables del nuevo diario.

Al margen de las cuestiones técnicas, la noticia es que nace un nuevo diario, y entra un soplo de aire fresco en el periodismo de nuestro país. Un soplo muy necesario, después del ambiente enrarecido que se respira en la profesión dentro de nuestras fronteras.

No es sólo una cuestión catalana. Ya sabemos que hasta el mismo Jordi Pujol se encargaba de redactar sus propias entrevistas. Es una cuestión de compra de voluntades.

En España, el periodismo está comprado. Nadie se atreve a tocar a sus respectivos intocables. Los de la derecha a los de derechas. Los de la izquierda a los de izquierdas. Los económicos a sus pagadores y los deportivos a sus clubes de referencia.

Hay vetos, sí. Está muy claro. Determinados comentarios están prohibidos en algunos medios, ya sea por cuestiones de sus propietarios, accionistas, anunciantes o 'apoyantes'.

Con el nacimiento de El Español, queremos un medio de comunicación sin vetos, aunque sea en versión beta. Donde se pueda hablar del rey y sus 'corinas', del presidente del Gobierno y sus 'bárcenas' o del presidente de un gran banco y sus 'corralas'.

No queremos ponernos de un lado ni de otro, sino conocer la verdad. Ésa, y no otra, es la misión del periodismo. Y eso es lo que esperamos de El Español.

@GonzaloNieder






viernes, 25 de septiembre de 2015

Catalunya, t´estimem molt

La verdad es que no sé si lo he escrito bien, pero espero que se haya entendido. Sí, quiero decir que amamos Cataluña. Aunque estoy cansado de oír a muchos amigos hablar de la "puta Cataluña" y, sobre todo, de los "putos catalanes".

Siempre he dicho que generalizar no es bueno. Y genera odios. Cuando ETA mataba, mucha gente insultaba a todos los vascos. Y tengo muy buenos amigos vascos. Y catalanes.

Y quiero decirles a los catalanes que no se vayan, que les queremos, que nos gustan las sardanas, igual que las sevillanas, y los caganers, la butifarra y los castellets, que siempre intentamos imitar en la piscina de mi urbanización. Y que los calçots son fabulosos, como la paella o la fabada.

Que les queremos porque hablamos un idioma común, porque nos gusta Ferrán Adriá, y Jordi Cruz en TVE. Y que tenemos muchos siglos de historia en común: Pi i Margall fue presidente del Gobierno, como Narcis Serra vicepresidente.

Y que juntos, como estamos ahora mismo, somos capaces de lo mejor. Y que todos unidos, con el resto de países de la UE, estamos haciendo un mercado común, una unión económica, monetaria, política y social.

Bueno, que les estimamos. Y creo que eso no se lo ha dicho mucha gente en los últimos años. Por la cortedad de miras de los gobernantes y los que les jalean. Y no queremos quedarnos sólo con el 50% de "no independentistas". Queremos quedarnos con Mas, Pujol y demás. A lo mejor tienen que redimirse y devolver lo robado, pero eso es harina de otro costal. Ahora lo que toca es estar "Junts pel sí": el sí a España, el sí a la UE, el sí a una historia común y a un proyecto común en el que queremos que estén. Porque les queremos.

jueves, 9 de julio de 2015

Euro, esperanto... ¿les suena?

A finales del siglo XIX, un médico polaco se inventó el esperanto, un idioma artificial, mezcla de muchos idiomas, para que se usase como idioma internacional de entendimiento entre los pueblos de todo el mundo, oriente y occidente, no triunfó, e incluso fue perseguido tras la guerra civil española y en la II Guerra Mundial por los nazis, que veían mal su origen polaco. Su diversidad de orígenes seguro que chocaba con el paradigma de la raza aria de Hitler.

Traigo esta historia a cuenta de la crisis del euro a causa del posible "Grexit". El euro, que nació como moneda única para usarse en una Europa creciente, inició su andadura con la tara de que algunos países de la Unión, como el Reino Unido o Suecia, decidieron no unirse a ella. Ahora, tras varias crisis de deuda pública y llegando al impago -o default- se debate la salida de Grecia de la moneda única.

Con los años, uno ve que una moneda es parte fundamental de un país y de su economía. Un país no puede adoptar la moneda de otro así como así. Hace años, Argentina decidió equiparar su moneda , el peso, al dólar estadounidense. La salida de divisas hacia paraísos fiscales fue algo cotidiana. Por supuesto, en dólares. Años más tarde, vino el corralito y la gran crisis argentina, que me atrevería a decir que dura hasta nuestros días.

Si la economía europea, de la zona euro, no es un bloque homogéneo, al cabo del tiempo surgen fisuras. Un bloque en cuanto a política económica, en política industrial, en I+D, en política fiscal, etc. Si unos tienen ventajas fiscales para unas cosas, distintos tipos impositivos, pensiones distintas, subvenciones dispares... esto no pinta bien. Y al final la cuerda se rompe por el punto más débil.

Al final, de tanto tirar de la cuerda, ésta se puede romper del todo. El euro se puede salvar si se rescata a Grecia, pero si acto seguido se adoptan medidas para armonizar políticas fiscales, laborales, de pensiones, etc. Sin una política económica común, una moneda común no tiene sentido. Ni futuro. Esta crisis puede servir de empujón para lograr una verdadera Unión Europea.

miércoles, 18 de marzo de 2015

Como diría Morgan Freeman

Como diría Morgan Freeman...





Hace tiempo que quiero escribir con frecuencia en un blog y nunca me arranco. Creo que tengo que ir desentumeciendo los dedos para volver a escribir con la velocidad que brotan las ideas.

Veo con preocupación la situación actual. Y supongo que muchos me dirían "¿Y quién no?" Pero es que veo con mayor preocupación la situación futura. Y creo que eso no lo comparten muchos. Sobre todo porque la sensación generalizada es que todo va a ir a mejor. Llevan razón quienes eso afirman. Pero no del todo.

Viene un ciclo económico mejor. De eso no hay duda. Se han saneado ya los agujeros de la banca -sobre todo de las cajas de ahorros- y ahora el crédito y la actividad económica van en dirección ascendente.

Pero estos años de crisis han servido para afianzar dos dogmas. Uno, que el Estado debe siempre velar por el bienestar de los ciudadanos, y ser el garante del mismo. Otro, que la organización del Estado desde el 78 no se puede cambiar.

En una película que me encanta, Cadena Perpetua, Morgan Freeman afirma que ya no puede salir de la cárcel, porque está "institucionalizado". Ya nada puede cambiar porque los años del presidio han aniquilado cualquier esperanza, cualquier ideal o afán de mejora y superación.

En España ahora mismo estamos institucionalizados. No podemos salir de esta parálisis y no podemos enfocar las cosas de una manera distinta. Esto enlaza con la visión que tienen todos los partidos del arco parlamentario. Todos han asumido una socialdemocracia que nos ha llevado a una parálisis social. Todos piensan que el Estado es el que mejor garantiza el bienestar de los ciudadanos.

Por suerte, hay elecciones a la vuelta de la esquina. Y hay partidos que piensan distinto, aunque aún cuenten con poca relevancia social. Me refiero a partidos con un ideario liberal, antes representados por el PP, pero ahora en abandono.

Si alguien piensa que la políticas liberales del PP entre 1996 y 2004 llevaron a un apogeo económico a España, está en lo cierto. Todos critican al Gobierno de Aznar la burbuja inmobiliaria. Pero nadie se da cuenta de que achacar al Gobierno la falta de previsión y análisis de las promotoras inmobiliarias y de los bancos es un recurso fácil y falaz. Porque no hay más que mirar la pirámide de población para hacer previsiones inmobiliarias... y en esto España es fácil de interpretar, sobre todo viendo el final del baby boom en 1975.

Pero volviendo al tema del liberalismo, traigo ahora a colación el asunto de Grecia. Su deuda alcanza el 180% del PIB, y ahora quieren renegociarla. Como si no se hubieran gastado ese dinero. Como si no fueran culpables del despilfarro. Pero lo curioso es que la receta que proponen para renegociar y para enderezar el rumbo es... ¡más despilfarro! Más socialdemocracia, más gasto público, más garantías, más Estado de Bienestar...

Como diría Astérix, "están locos estos romanos". En este caso, griegos... Pero apagar el fuego con más leña me parece de locos. La solución, a mi entender, es una rebaja del gasto público. Sobre todo, del más ineficiente. Ahí metemos las subvenciones a partidos y sindicatos, que no producen nada. Las ayudas a fundaciones, instituciones y organizaciones que hacen muchos estudios, pero tampoco producen nada. Las ayudas sin justificación, las subvenciones a amiguetes, las adjudicaciones sin ton ni son...

En fin, que se puede recortar mucho sin tocar lo esencial: la sanidad, la educación, el desempleo o la seguridad ciudadana. En definitiva, que el Estado garantice la igualdad de oportunidades, pero sin ser un pesebre donde todos chupan del dinero ajeno.

Además, hay una reforma que nos convendría mucho a todos, y es la reforma del modelo de Estado. Aquí enlazo con la segunda cuestión en la que estamos institucionalizados. Hay 17 comunidades autónomas que se han convertido en los nuevos pesebres donde chupar del dinero de los sufridos contribuyentes. Hay una Justicia que está al servicio del poder político, porque el Ejecutivo y el Legislativo -los partidos políticos- se reparten los puestos en el Judicial, que deja así de ser el garante del Estado para ser el garante de los partidos.

Conviene que el Gobierno, y quien gobierne después de noviembre, sean conscientes que España puede tomar el camino de Grecia si sigue endeudándose de la misma manera. Estamos en el 100% de deuda sobre el PIB -algo inaudito desde el desastre de 1898- y Grecia en el 180%. En 2008 estábamos en el 35%, así que no crean que hablo de futuros imposibles.

Si ustedes creen que la política socialdemócrata de todos los partidos del arco parlamentario es la solución, nos veremos en este foro de debate en unos años y discutiremos con los datos en la mano. Si creen que hace falta una política liberal -inexistente en el actual hemiciclo español- es de los que, como yo, pensamos que esta situación aún se puede arreglar. Y negando a Morgan Freeman, diremos que aún no estamos institucionalizados.